miércoles, 28 de diciembre de 2011

SANGRE NUEVA






 Pequeño aceitunero extremeño, vareando aceitunas, con energía y salero.

ACEITUNEROS
MIGUEL HERNANDEZ

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.



2 comentarios:

  1. Saludos extremeñamente cordiales,mi estimada amiga y paisana Herminia; de vez en cuando, hago una visita
    virtual a tu blog y,como hoy veo que tienes en tu blog una bellas fotos de olivos, me he acordado de un soneto que compuse a un amigo emeritense(que es al que va dirigida la dedicatoria) y te lo introduzco aquí por si te interesa para etiquetar alguna de tus fotos. Un abrazo extremeñamente fraterno de tu amigo y paisano
    Wenceslao Mohedas Ramos
    Jaraicejo (Cáceres) /Barcelona

    AL OLIVO EXTREMEÑO
    ( Soneto )

    AL OLIVO EXTREMEÑO
    A Luis Cidoncha Román, por nuestra
    amistad y nuestro extremeñismo.

    Por tu aspecto apacible y sensitivo,
    ceniciento vecino de la encina,
    yo te ofrezco, tal lírica propina,
    un soneto ferviente y afectivo.

    Tu aceituna es mi grato aperitivo
    y tu aceite ambarino me fascina,
    lubricante cardiaco, medicina,
    que me presta un poder superlativo.

    A pesar de tu aspecto de tristeza,
    de tu pena perenne, no te doma
    de veranos e inviernos la dureza.

    Porque archivas memorias de una loma:
    el Calvario de Cristo... - ¡qué vileza! –
    y eres nuncio de paz con la paloma.

    Wenceslao Mohedas Ramos

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  2. Gracias paisano,por ese bonito soneto al olivo extremeño y que buen aceite nos da,es un árbol muy agradecido.
    A pesar de tu aspecto de tristeza,
    de tu pena perenne, no te doma
    de veranos e inviernos la dureza.
    Gracias de nuevo Wenceslao,recibe un fuerte abrazo desde Extremadura

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